viernes, 17 de octubre de 2008

Cajas negras

Estoy harta de cajas, bolsas, ropa que aparece a destiempo donde no debía, mil trastos que siempre pienso en tirar pero que no tiro... Tengo la casa hecha un desastre.

Mañana hago el penúltimo viaje con mi vida a cuestas. El fin de semana que viene llegará el último. Y se acabó. Adiós Zaragoza.

Estoy segura de que lloraré. Llevo viviendo en esta ciudad desde los 18 años y ya es "mía". Ahora pasaré a no ser de ningún sitio, otra vez. Pero ahora no tengo ganas de escribir de esto. Lo dejo para otro rato.


A lo que iba, que voy a llenar dos furgonetas de cajas y muebles, y una de ellas será muy grande. Además de los viajes de coche con los asientos de atrás plegados llenos de ropa, el ordenador, impresora, algunos libros, una estantería, mi ex-mesilla (ahora colocada en el cuarto de baño) y un montón de cosas más.

Menos mal que yo en Zaragoza vivía en un piso del tamaño de un baldosín y el de V es grande. Tiene miles de millones de cosas (yo sólo tengo millones) y al final vamos que tener que salir a dormir a la terraza.

Ésa es otra, yo sólo tenía míseras ventanas casi sin alféizar y ahora tengo TRES terrazas.

Ya queda menos para despedirme de esto, y entonces tendré que dar la vuelta y empezar a escribir en una nueva hoja. Una hoja en negro, siempre en negro.

lunes, 6 de octubre de 2008

¿Un café?

Su casa, nuestra casa, ya empieza a tomar forma. Hemos trabajado mucho, y lo que nos queda, pero se empiezan a ver los resultados. Aún falta que traigamos los pocos muebles que tengo en Zaragoza, mi ropa y mis libros. ¡Que lleguen bien mis libros!

Lo malo de todo esto es que IKEA se está haciendo de oro a nuestra costa. Nuestra casa es una casa IKEA. Cosas de pobres. Nos sabemos el catálogo de memoria, nuestra caja de herramientas es de profesionales y nuestros bíceps ya parecen machacados en un gimnasio. A cambio nuestras cuentas corrientes cada vez son más y más pequeñas...

Empecé a estudiar catalán la semana pasada aunque no empiezo las clases hasta final de mes. En la biblioteca cogí "Maus", tenía muchas ganas de leerlo y lo estoy haciendo en catalán. Es fácil. Se me está dando bastante bien, leo con fluidez y lo entiendo casi todo pero hasta que no empiece las clases no aprenderé a hablar nada. Lo que me está resultando más difícil son los números. No puedo evitarlo, me salen en francés.

Y creo que nada más. Que si alguien quiere pasarse por aquí dentro de un par de semanas para subir muebles y libros a un segundo sin ascensor que me lo diga. Le invitaremos a café.